Señalar que el régimen de nuestro país es democrático o autoritario implica que la relación entre gobernantes y gobernados es un «estado» y no un «proceso» que fluye entre lo autoritario y lo democrático. Es decir, la transición a la democracia es siempre una transición. Al acercarme al estudio de los jóvenes intento dar cuenta de cómo se ocurre este proceso, de cómo se construyen las democracias. ¿Cuáles son éstas? Para ello se requiere no solo dar cuenta de las manifestaciones espectaculares, de la militancia, de la participación ¿por qué no dar cuenta de la apatía, de la medianidad, del desencanto?

No le estoy preguntando a la misma población en diferentes tiempos. Al contrario, he invertido el abordaje: le estoy preguntando a un sector de la población por distintos tiempos. No me interesa encontrar una entidad discreta y perfectamente delimitada que se llama cultura política. Ésta es una herramienta conceptual que me permite indagar un proceso: no si el régimen es autoritario o democrático. Más bien, estoy tratando de dar cuenta del proceso mediante el que se construye dicho régimen en los niveles más locales: ¿cómo se construyen las democracias y cuáles son éstas?

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